La electromiografía o EMG es una técnica de diagnóstico médico realizada por un médico especialista neurofisiólogo, que permite el estudio del sistema nervioso periférico y muscular, y de esta manera conocer si el paciente tiene alguna enfermedad a ese nivel, con su correspondiente localización y gravedad.
La técnica consiste en la aplicación de pequeños electrodos en forma de agujas en el territorio muscular que se desea estudiar, midiendo la respuesta en 3 situaciones: reposo, con una mínima actividad muscular y ante el esfuerzo.
Como prueba complementaria pero no menos importante, el especialista realiza un pequeño e indoloro estímulo de corriente, recogiendo la respuesta del nervio mediante electrodos a una determinada distancia. Por medio de éste método, se conoce el estado de los nervios en sus distintas regiones (raíces, plexos, etc). Puede realizarse en los nervios motores (Estudio de Conducción Nerviosa Motor) y/o sensitivos (Estudio de Conducción Nerviosa Sensitivo).
Se trata de una técnica molesta, aunque no es más dolorosa que un análisis de sangre. No se inyectan contrastes ni ningún tipo de sustancias, ni se extrae sangre. No se requiere ninguna preparación previa, excepto evitar el uso de cremas para la piel en los miembros en donde se va a realizar el estudio.
El estudio es solicitado en pacientes con diversas patologías, entre ellas:
Los síntomas de estas enfermedades son muy variados y dependen de la localización y de la gravedad. Incluyen
El estudio EMG no está contraindicado en el embarazo y puede realizarse sin ningún riesgo para la madre o para el niño.
Los riesgos son prácticamente inexistentes, excepto en los siguientes casos:
En estas situaciones, la prueba no está absolutamente contraindicada, por lo que es importante dar aviso al médico especialista para que se tomen las precauciones correspondientes.
Son muy poco frecuentes y generalmente leves. La más habitual es la aparición de un pequeño hematoma.